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10 de diciembre de 2020

El sufrimiento encoge el cerebro de los niños para siempre

Pequeños rescatados de los orfanatos de la Rumanía del dictador Ceausescu muestran alteraciones cerebrales décadas después.

Los mayores de 40 años quizá recuerden las terribles imágenes grabadas en 1990 en diversos orfanatos de Rumanía. Mostraban a niños de corta edad hacinados, desnutridos, sin higiene y totalmente desamparados. Hacía un año que la dictadura de Nicolae Ceausescu había caído con su fusilamiento. Una oleada de compasión internacional rescató a muchos de aquellos pequeños, siendo adoptados por familias occidentales. Pero, a pesar de su cariño y cuidados, aún llevan la marca de aquel sufrimiento: el volumen total de su cerebro es menor que el de otros chicos. Además, según el seguimiento a decenas de ellos, presentan un menor cociente intelectual, peor expediente académico, mayor tasa de paro y más problemas emocionales ya adultos.

La mayoría de los 100.000 niños que llegaron a estar en instituciones estatales de la Rumanía de Ceausescu no eran huérfanos. Habían sido abandonados por sus padres tras una alocada política natalista del dictador que se dio de bruces con la crisis económica de los ochenta. Con las primeras adopciones, la mayoría por parte de familias anglosajonas, los científicos vieron la oportunidad de estudiar el impacto del sufrimiento, de un ambiente adverso, en los primeros años de vida. Por estudios en ratoncitos, se sabía que en esos primeros meses del desarrollo del cerebro y, por tanto, de la personalidad, las condiciones ambientales tienen una gran influencia. Por razones éticas obvias era imposible replicar estos experimentos en pequeños humanos. De ahí, la relevancia como experimento natural de los huérfanos rumanos.

"Más de 20 años después de que acabaran aquellas condiciones, aún podemos observar diferencias en la estructura cerebral", dice la investigadora del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King's College de Londres Nuria Mackes. Junto a un grupo de científicos, entre ellos algunos que llevan siguiendo a los niños desde los 90, Mackes estudió el cerebro de 67 de los huérfanos. Habían pasado entre 3 y 31 meses de privaciones en una institución estatal rumana antes de ser adoptados por una familia inglesa. Para poder comparar, también analizaron a una veintena de adoptados pero salidos de orfanatos británicos.

Los resultados de su estudio, publicados recientemente en PNAS, muestran una reducción media del volumen total del cerebro del 8,57% aún hoy, cuando la mayoría han superado los 20 años de edad o están cerca de hacerlo.  Además, la investigación señala que el grado de reducción depende de la cantidad de sufrimiento. Por cada mes de más pasado en aquellos orfanatos, los chicos ya adultos tienen entre dos y tres centímetros cúbicos menos de masa cerebral. "Más allá del menor volumen cerebral total, también vemos cambios en el volumen y grosor de diversas áreas del cerebro", añade Mackes.Y eso que, nada más llegar a sus nuevas familias, sus condiciones materiales, emocionales y psicológicas fueron normales.

El artículo completo en: El País (España)

Más información en BBC Mundo

12 de marzo de 2020

Ingenieros de hace 1,8 millones de años

Un estudio demuestra que los homínidos de la Garganta de Olduvai (Tanzania) fabricaban herramientas de piedra específicas en función de su uso, dureza, capacidad y vida útil.

Trabajadores del yacimiento de 1.3 millones de años, en la garganta de FLK West de Olduvai (Tanzania), donde actualmente investiga el arqueólogo español del CSIC Ignacio de la Torre.

El uso de materiales del entorno como herramientas no es exclusivo del hombre. Muchas especies son capaces de utilizar elementos disponibles. El trono de antigüedad de esta práctica por parte de homínidos se sitúa ahora en 2,58 millones de años en una zona desértica al sur de Etiopía conocida como Bokol Dora, donde se han hallado unas 300 herramientas pequeñas y afiladas, según publicó un equipo internacional de paleoantropólogos en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU. Pero hay un salto evolutivo sustancial: la selección de materiales, no necesariamente del entorno más cercano, por su dureza, potencial de carga y vida útil para fabricar herramientas específicas más eficientes. La prueba de esta práctica hace 1,8 millones de años ha sido demostrada en una excavación en la Garganta de Olduvai (Tanzania), cuna de la primera cultura humana y donde se escribieron las primeras páginas del génesis de la ingeniería si se considera esta como el conjunto de conocimientos orientados a la invención y utilización de técnicas para el aprovechamiento de recursos naturales.

El hallazgo, publicado por Journal of Royal Society Interface, ha sido realizado por un equipo de la Universidad de Kent, el UCL Institute of Archaeology (ambas instituciones del Reino Unido) y el profesor Ignacio de la Torre, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, que ahora se encuentra en Tanzania completando la investigación.

La primera cultura humana, la Olduvayense (llamada así por la Garganta de Olduvai de Tanzania), se caracteriza por el uso de cantos tallados. La investigación liderada por Alastair Key, ha demostrado que los homínidos de esta zona dieron un paso fundamental en la evolución al descartar las lavas, cuarcitas o cherts (roca sedimentaria) disponibles y adecuadas para producir herramientas de piedra para decantarse por otros materiales más adecuados a la función que buscaban.

«Lo que hemos podido demostrar es que nuestros antepasados estaban tomando decisiones bastante complejas sobre qué materias primas utilizar y lo hacían de una manera que producía herramientas optimizadas para circunstancias específicas. Aunque sabíamos que las especies de homínidos posteriores, incluida la nuestra, eran capaces de tomar tales decisiones, es increíble pensar que las poblaciones de hace 1,8 a 1,2 millones de años también lo estaban haciendo”, explica Key.


5 de marzo de 2020

¿Existieron dinosaurios en el antiguo Perú?


, en Perú se han encontrado muchas especies de dinosaurios. 


Hace 135 millones de años, Lima, la capital del Perú, se encontraba debajo del mar, y en la zona del actual Morro Solar (Chorrillos) se ha encontrado, a fines del año 2019, una aleta de Plesiosaurio.




Investigadores del museo y de la Universidad Marshal, en Huntington (EE UU), han corroborado, en el año 2011, que los plesiosaurios daban a luz a crías vivas, y que no incubaban huevos en la tierra.
En Bagua (Amazonas), que pertenece a la selva peruana, se han encontrado fósiles de un dinosaurio de largo cuello: el titanosaurio. Pero sin duda el dinosaurio más popular que vivió en Bagua fue bautizado como Carnotaurio, una réplica a escala natural de este dino se encuentra en el Museo de Historia Natural de Lima, Perú.



El Carnotauro (nombre que significa toro carnívoro) fue un dinosaurio que vivió en toda sudamérica hace 70 millones de años. Medía de 8 a 9 metros de longitud y pesaba entre 1350 y 2100 kilo
En Sicuani (Puno) vivieron los carnotauros y velociraptors. En Huallanca (Huánuco) vivieron los pteranodontes, que eran unos reptiles voladores gigantes, no tenían plumas pero si un gran parecido con los murciélagos actuales.



En la siguiente imagen. a la izquierda el pteranodon en pleno vuelo, a la izquierda el temible carnívoro: el velociraptor.

Y cerca de aquí, por la laguna de Conococha (Áncash)se han encontrado más de cien huellas de iguanadontes y terosaurios. Y en las aguas vivían los enormes ictiosaurios. En la imagen siguiente un iguanodote (o iguandon) que era herbívoro; y en la siguiente imagen un ictiosaurio, un carnívoro que podía llegar a medir hasta 26 metros de longitud.



Iguanadon. Su nombre significa dientes de iguana, era un herbívoro que vivía en la zona de Conococha (Áncash)
Y en las aguas de la laguna de Conococha vivían los ictiosaurios (su nombre significa "lagrto-pez"). Estos carnívoros fueron en un inicio terrestres, pero evolucionaron para vivir en el agua. Estos dinosaurios tenían un parecido con los delfines actuales.
Y estos restos de ictiosaurios, animales marinos, se han encontrado en Conococha (que está a más 4000 m.s.n.m) porque hace 120 millones de años en esa zona existía un mar. Sí, la zona de Conococha era un mar con extensas zonas de playa. 


También se han encontrado numerosas huellas de dinosurios en la zona de los Conchucos (Cerca a San Marcos, Áncash). En esa época no existí la Cordilera de los Andes y la zona de los Conchucos está poblada por bosques de coníferas y helechos.


Otro lugar con huellas de dinosaurios se encuentra en Querulpa (Castilla, Arequipa). Allí encontrarán nuestro Parque Jurásico, versión peruana, con algunas reproducciones, a escala real, de los dinosaurios que vivieron en esa zona.


Finalmente ingresa a esta web para conocer más detalles de cómo conocer a los dinosaurios que vivieron en Perú. 


Hasta pronto


Mag. Leonardo Sánchez Coello
leonardo.sanchez.coello@gmail.com

20 de febrero de 2020

Arquímedes: el primer gran ingeniero de la historia

Arquímedes de Siracusa, pintado aquí por José de Ribera en 1630, es considerado uno de los científicos más importantes de la Antigüedad clásica. Crédito: Wikimedia Commons.

Inventor prolífico, ingeniero mecánico y estratega de guerra —además de pionero de la ciencia— su historia podría llenar una gran saga de ficción televisiva. Arquímedes (287 a.C. - 212 a.C.) vivió la mayor parte de su vida en Siracusa, en la isla de Sicilia, que por aquel entonces pertenecía a Grecia y que finalmente sucumbió al asedio romano durante el transcurso de la segunda Guerra Púnica. Es aquí donde acaba la vida de Arquímedes, y donde comienza su leyenda, que lo ha convertido en todo un mito de la ciencia y de la ingeniería.

En Conocer Ciencia TV realizamos un micro programa sobre la vida de Arquímedes, esta es la presentación (ppt):


Su figura era ya era un enigma para los historiadores romanos que recopilaron su obra décadas después de su muerte (Plutarco, Diodoro, Tito Livio…), por lo que es fácil entender que a día de hoy sea complicado distinguir el mito de la realidad. Lo que ha trascendido sobre la figura de Arquímedes es una mezcla de información directa de sus escritos y referencias de grandes historiadores sobre su vida y obra.

Tres manuscritos conservan los textos de los tratados originales de Arquímedes en griego. El tercero, un códice que contiene el Palimpsesto de Arquímedes fue vendido en Nueva York por 2 millones de dólares en una subasta de Christie’s en 1998. Un artículo publicado en la revista The Mathematical Intelligencer explica la épica hazaña de Reviel Netz y William Noel, encargados de descifrar el manuscrito tras haber estado varios milenios perdido y en un complicado estado de conservación. Actualmente puede consultarse también en formato digital gracias a la iniciativa The Archimedes Palimpsest Project.


El Palimpsesto de Arquímedes, del siglo X, contiene las únicas copias conocidas existentes de las obras El método de los teoremas mecánicos y Sobre los cuerpos flotantes. Crédito: Walters Art Museum.

El ingeniero desconocido

En su faceta de ingeniero, la historia le atribuye la invención de herramientas como la palanca o el tornillo de Arquímedes —y de máquinas bélicas como la catapulta, el rayo de calor o la garra de Arquímedes—, pero su legado escrito no hace mención de estos inventos. De lo que no hay duda es de que Arquímedes era un hombre de ciencia y además muy valorado por la corte del rey Hierón II, de quien fue un cercano consejero y con quien trabajó en materia de estrategia militar. Esta podría ser, según algunos expertos, una de las principales motivaciones de Arquímedes para impulsar su faceta de ingeniero. Además, la práctica era para él una forma de hacer tangible lo que realmente le apasionaba: la teoría.

Así lo desvela una carta que escribió a Erastótenes, por entonces bibliotecario y director del museo de Alejandría, donde Arquímedes había estudiado en su juventud. Ya en el siglo XX, el historiador Johan Ludvig Heiberg descifró el texto en el que Arquímedes explicaba su método: exploraba a través de la mecánica la relación matemática que deseaba establecer y luego pasaba a buscar su demostración geométrica. Experimentación y observación eran la base de su exitoso método, en una época en la que la ciencia daba sus primeros pasos.

Sus logros en distintos campos del conocimiento son tan brillantes como variopintos: consiguió una aproximación muy exacta del número Pi, desarrolló las bases de la arquitectura naval gracias al Principio de Arquímedes y formuló la ley de la Palanca. Chris Rorres, profesor emérito de matemáticas en la Universidad de Drexel, organizó en 2013 una conferencia en Nueva York con el objetivo de descifrar junto a un grupo de historiadores cuáles de los logros atribuidos al de Siracusa eran factibles hace 23 siglos. Aquella reunión desacreditó algunos inventos que podrían catalogarse como demasiado fantasiosos: el “rayo de la muerte” (o rayo de calor) quedó totalmente descartado, como ya había sucedido en 2010 en el programa de televisión estadounidense “MythBusters” en 2010, cuando el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, solicitó la comprobación científica de si era posible ese ingenio capaz de incendiar la flota romana concentrando los rayos solares mediante grandes espejos reflectantes.

Más información en Conocer Ciencia TV:



Lea el artículo completo en: Canal Innovación

23 de enero de 2020

Hace 2.500 años ya se fumaba marihuana

Se hallan restos de cannabis en tumbas de Asia central con más potencia que las plantas silvestres.

Uno de los braseros, a la izquierda, hallados en una decena de tumbas del cementerio de Jirzankal, en la cordillera del Pamir, China.


El historiador de la Grecia clásica Heródoto de Halicarnaso escribió en sus Historias lo siguiente sobre los guerreros de la estepa: "Del mencionado cáñamo toman, pues, la semilla los escitas impuros y contaminados por algún entierro, echándola a puñados encima de las piedras penetradas del fuego, y metidos ellos allá dentro de su estufa. La semilla echada va levantando tal sahumerio y despidiendo de sí tanto vapor, que no hay estufa alguna entre los griegos que en esto le exceda. Entretanto, los escitas gritan de placer como si se bañasen en agua rosada y esta función les sirve de baño, pues jamás acostumbran bañarse". El estudio de unos braseros hallados al este de la mítica Escitia confirma ahora lo escrito hace 2.450 años por el padre de la historia.

En 2013 arqueólogos chinos desenterraron un cementerio en Jirzankal, en el extremo occidental de China. Situado a más de 3.000 metros de altura, en la meseta del Pamir, han localizado hasta ahora más de 30 tumbas. La datación por distintos medios sitúa los enterramientos entre hace 2.560 y 2.370 años. El camposanto, vinculado quizá al zoroastrismo, tiene varias particularidades: está formado por hileras de piedras blancas y negras alternadas. En las tumbas, también cubiertas de capas circulares de piedras de los dos colores, se han encontrado pequeñas arpas, abalorios de cristal y, en una decena de ellas, pequeños braseros de madera, algunos con piedras quemadas, también en blanco y negro.

En apariencia y salvo las piedras quemadas, dentro de los braseros no había nada. Pero una mirada más en detalle de la superficie interior y de los guijarros descubrió la presencia de restos orgánicos y no eran de la madera. Combinando dos técnicas de análisis químico (cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas, GC-MS), los científicos pudieron estudiar 20 miligramos de polvo arrancados a los braseros y varias piedras. En todas las muestras identificaron la presencia de cannabinol (CBN), cannabidiol (CBD) y cannabiciclol (CBL), tres componentes de la marihuana.

El artículo completo en: El Páis (España) 

21 de enero de 2020

Cuyahoga: el río que ardió (1969)


Alrededor de Cleveland (Ohio) fue creciendo durante el siglo XX uno de los mayores centros industriales de EEUU. Y en paralelo a ese desarrollo de la industria, el río Cuyahoga, que pasa por la ciudad, también escaló rápidamente a los primeros puestos de contaminación. Hasta tal punto estaba el Cuyahoga lleno de sustancias inflamables y de residuos flotantes, que cada cierto tiempo su superficie ardía. Más de una docena de incendios se registraron en el río hasta que, en el año 1969, aquella masa de fuego flotante llamó la atención de la revista Time. El semanario publicó unas espectaculares fotos de “El río que arde, más que fluye”.

Aquello conmovió a la sociedad estadounidense e impulsó grandes cambios. Hasta entonces, hasta 1969, las industrias locales podían verter a los ríos sin ningún control. Y tras el incendio del Cuyahoga también prendió en EEUU un movimiento en defensa del medio ambiente. Un Richard Nixon recién llegado a la presidencia supo ver la preocupación social por las cuestiones ambientales y después de la celebración del primer Día de la Tierra (22 de abril de 1970), Nixon reaccionó creando la agencia federal de Protección del Medio Ambiente (EPA, Environmental Protection Agency). El incendio del Cuyahoga, que desemboca en el lago Erie, también impulsó un acuerdo entre EEUU y Canadá para proteger los Grandes Lagos, en la frontera entre ambos países. Y un año más tarde llegó la ley federal para controlar la polución del agua (Clean Water Act).

Todavía hoy resuenan en canciones pop (de R.E.M. o Randy Newman) los ecos de aquel río en llamas en 1969, pero no fue el incendio más grave sufrido por el río Cuyahoga. El de 1952 ya había sido mucho mayor y había provocado muchas más pérdidas. De hecho, las famosas fotos de la revista Time eran de 1952, pues en 1969 los fotógrafos llegaron al río cuando el fuego ya estaba extinguido, y los medios locales ni siquiera prestaron mucha atención al desastre que impulsó el control ambiental en EEUU.

Con información de: Open Mind

Perú: Hallan pruebas de que la escritura en Sudamérica apareció hace 5.000 años

Arqueólogos peruanos consideran que en Checta (valle del Chillón, Canta), un bosque prehistórico de piedras, se encuentran indicios de escritura que datan de cinco mil años. La hipótesis se basa en los signos descubiertos en varios petroglifos hallados en Lima.


El arqueólogo Gori Tumi Echevarría, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre (APAR), desde 2009 está examinando el bosque de piedras Checta, descubierto en 1925. Según su hipótesis, la escritura andina apareció antes de lo que se creía, en concreto, hace cinco mil años, informa el diario 'El Comercio'.

El arqueólogo considera que el logro más importante de la investigación consiste en la definición de la cronología de las figuras representadas en los petroglifos. El científico ha revelado las cuatro etapas del desarrollo de la escritura encontrada.

En la primera etapa (2.500 - 2.000 a.C.) aparecen pequeños hoyos en las piedras. La segunda fase del desarrollo de la escritura pertenece al intervalo desde 2.200 hasta 1.000 a.C. y está representada por formas geométricas: círculos, puntos, cruces, espirales, líneas rectas y otras.En la tercera fase (1.200 a 600 a.C.) aparecen motivos seminaturalistas. Finalmente, la cuarta fase (800 a 200 a.C.) estaba representada por imágenes de serpientes.
 
Lo que impactó al arqueólogo es que signos parecidos han sido encontrados en otros lugares de Perú. Si la hipótesis de Echevarría resulta cierta, eso significaría que la escritura andina en realidad es mucho más antigua.

Fuente: RT Actualidad

Y, para variar, los petroglifos de Checta se encuentran en un total abandono por parte de las autoridades, ver la nota en Andina

20 de enero de 2020

El ‘I Ching’ y el código binario

I Ching binario, o más bien binario I Ching, ya que, como en el caso del código Morse, del que nos ocupábamos en el post anterior, la binariedad es consustancial a este milenario código chino, y por tanto el adjetivo es un epíteto inseparable (o más bien un inseparable epíteto).

"Secuencia del rey Wu” o “secuencia recibida” que figura en el 'Libro de las Mutaciones'.
Efectivamente, los 64 hexagramas del I Ching son todas las posibles combinaciones (variaciones con repetición) de dos signos en grupos de seis: un segmento continuo y otro partido, que, si los sustituimos respectivamente por unos y ceros, obtenemos los números del 0 al 63 en notación binaria. Y, de hecho, una de las ordenaciones de los hexagramas, la realizada por Shao Yong en el siglo XI, sigue la secuencia de los números naturales.

Pero la ordenación de Saho Yong, que se adelantó seis siglos a la numeración binaria propuesta por Leibniz (que no hay que descartar que se inspirara en el I Ching), no es la canónica, también denominada “secuencia del rey Wu” o “secuencia recibida”, que es la que figura en el Libro de las Mutaciones tradicionalmente utilizado con fines oraculares, la misma que se reproduce en el encabezamiento de este artículo.

En términos informáticos, los hexagramas son bytes de seis bits; los ordenadores actuales, como es bien sabido, han adoptado por distintas razones (¿cuáles?) los bytes de ocho bits, que permiten la formación de 256 octetos distintos, cuatro veces más que los 64 “sextetos” del I Ching.

Cada hexagrama puede dividirse en dos trigramas, y así suele hacerse a efectos adivinatorios. Hay 8 trigramas posibles (000, 001, 010, 011, 100, 101, 110, 111), que dan lugar a 8 x 8 = 64 parejas distintas, que es otra manera de obtener los 64 hexagramas.

Así como el criterio de la ordenación de Shao Yong es evidente, la "secuencia del rey Wu" no lo es tanto. Invito a mis sagaces lectoras/es a encontrar las claves y motivos de dicha ordenación canónica.

Tomado de: El juego de la ciencia 
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